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La ira como medicina: cómo dejar de auto-sabotearnos

Actualizado: 8 abr 2018

"Las personas diagnosticadas con cáncer o enfermedades autoinmunes, con fatiga crónica o fibromialgia, o con condiciones neurológicas potencialmente debilitantes, a menudo se les obliga a relajarse, a pensar positivamente, a reducir sus niveles de estrés. Todo eso es un buen consejo, pero imposible de llevar a cabo si una de las principales fuentes no está claramente identificada y no se trata: la interiorización de la ira ". Gabor Maté, “Cuando el cuerpo dice que no”.


La ira o el enfado, ¿qué es?


Sencillamente, la ira es una emoción. Es una emoción imprescindible que ha tenido una mala reputación durante demasiado tiempo. Cuando doy charlas y enseño sobre este tema, lo primero que piensan las personas es: "bueno, no podemos ir por ahí siendo salvajes y atacar a todos o todo lo que nos molesta, ¿verdad?" La respuesta es un NO rotundo. Es común que la gente confunda la ira con violencia, crimen y odio. La ira es una emoción primaria y esencial de los mamíferos, mientras que la violencia (cuando no hay necesidad real de protegerse a uno mismo o de los demás), el crimen y el odio son subproductos de la ira internalizada, reprimida y mal dirigida. La ira es una respuesta biológica cuando se siente alguna forma de amenaza o injusticia dirigida contra nosotros. También puede ser el resultado de no obtener lo que necesitamos, no ser escuchados, no ser comprendidos, o no tener una conexión emocional adecuada con nuestros padres cuando éramos niños. Esta última razón parece ser muy común en nuestra cultura ya que muchos niños no están en sintonía con sus cuidadores y muchos padres no tienen las habilidades necesarias para saber cómo alentar y fomentar el desarrollo emocional saludable (esto ocurre porque los padres tampoco lo aprendieron).


Quiero sumergirme un poco en temas de la infancia, porque es importante entender cómo nuestros primeros años de vida, y la forma en que se nos permitió, o no se nos permitió, mostrar nuestra humanidad completa, ayudará o entorpecerá nuestra capacidad de avanzar y actuar en la vida.


Un ejemplo de ira y frustración en acción.

Cuando un niño hace una rabieta, muchos interpretan que el niño se está comportando mal y tratando de ser difícil, pero este no es el caso. En este ataque de ira, un niño se siente abrumado. Sus sensaciones corporales son altas y lo que necesita es ayuda para reducirlas: necesita ayuda para autorregularse y así poder salir de su estado sobreexcitado.


Una vez estaba mirando a una niña que estaba claramente enfadada por algo y el padre la ignoraba, a ella y a su dolor. Cada vez que intentaba llegar hacia él con sus diminutas manos de 2 años (todo lo que quería era conexión y ayuda para regular su sistema nervioso y su malestar), su padre miraba para otro lado. Su lenguaje corporal era frío y tenía las manos detrás, como si paseara por un parque disfrutando del canto de los pájaros. Como él continuó ignorándola, ella comenzó a colapsar en el suelo como derrotada.


Las necesidades de esta niña no se están satisfaciendo, su energía emocional y su energía de fuerza vital están siendo aplastadas. Lo que fuera que la estaba molestando, sus emociones primordiales en ese momento estaban siendo avergonzadas y el mensaje, "No me gustas" y "Eres demasiado para mí" y "Tus emociones no están bien", se queda impreso. Estas “programaciones” ocurren cuando somos más frágiles y maleables. Si esto continúa, su estado por defecto será reprimir su energía: la ira, los sentimientos incómodos, etc., para mantener la paz en la familia. Para no sufrir el rechazo de su padre. Para protegerse a sí misma.


Hará lo que tenga que hacer para que papá no se vaya y la ignore. Como niños necesitamos a nuestros cuidadores para al menos el sustento humano básico. Si no podemos obtener el amor, la sintonía y el cuidado, haremos todo lo posible para seguir siendo "buenos niños" y sin emociones para que al menos podamos asegurar nuestra supervivencia básica. Y este comportamiento es instintivo, ni siquiera es necesariamente consciente, ¡porque estamos programados para sobrevivir!. Si este patrón continúa en su vida, y ella constantemente mantiene la paz y no expresa su individualidad, encontrará la manera de parar su progreso, de auto sabotearse. Este es solo un ejemplo de cómo el desarrollo personal y el impulso de nuestros sueños pueden atrofiarse y detenerse desde el principio. Esta historia se puede aplicar a muchas personas que no logran establecer límites sanos, que tienen miedo de ser vistos, y que huyen de su grandeza.


Entender cómo nuestra infancia nos dejó huella, cómo veíamos el mundo, y cómo necesitábamos ser para ser amados es un primer paso fundamental para abordar este tema de auto sabotaje. Y después tenemos que evaluar la historia que nos contamos a nosotros mismos y comenzar a sanar esta supresión a través de una agresión sana y de trabajar con la ira de manera segura, contenida y respaldada por aquellos que saben cómo hacer este trabajo.


La ira es nuestra amiga, pero tenerle miedo y contenerla dentro de nosotros mismos nos perjudica.


Algo que todos mis clientes tienen en común es la dificultad y, a menudo, la incapacidad o profunda vergüenza cuando se trata de expresar la emoción de la ira. Esta emoción es una de las más difíciles de trabajar porque es:

  • Culturalmente, no aceptable.

  • Relacionalmente, da miedo.

  • Biológicamente, se siente intensa.


En el mundo de hoy en dia, donde somos una sociedad de amor, fans de lo light, y adictos a diarios de gratitud, pensar en la ira y en aprovecharnos de su energía agresiva sana parece lo opuesto a la evolución. Pero no lo es.


Necesitamos amor, empatía y gratitud junto con una feroz emoción primaria que nos proteja, nos mantenga a salvo y nos permita seguir adelante. Pero la mayoría de mis clientes piensan que si sacan su ira, ¡matarán a alguien! Y eso tiene sentido. Así de fuerte es la respuesta de supervivencia. Debemos recordar que somos animales humanos, mamíferos de sangre caliente con las mismas respuestas autónomas básicas que un animal salvaje, que nuestra respuesta de lucha es la misma que la de un león o un oso. Solo cuando se ven amenazados, el león y el oso pelean, y matan o mueren, y de una manera u otra, la amenaza se resuelve.


Pero cuando somos niños realmente no podemos luchar, matar o escapar de quienes nos atacan, especialmente cuando son los mismos padres que necesitamos para sobrevivir o los hermanos y compañeros que necesitamos para sentirnos aceptados y parte de la tribu. Y tenemos que entender que, por difícil que sea de creer, desde la perspectiva del sistema nervioso infantil, una madre gritando, furiosa y/o un padre emocionalmente no receptivo, ambos señalan el mismo nivel de amenaza para un niño como un ataque de hienas es para un león. Realmente, cuando lo simplificas, ambos son simplemente una amenaza para la seguridad, y posiblemente para la vida.


Para la mayoría de los niños que sufrieron abusos o fueron crónicamente descuidados, ellos tuvieron que reprimir estas respuestas de lucha/huida increíblemente poderosas, y biológicamente la única opción que queda una vez que la lucha y la huida no han tenido éxito es la parálisis. Dicha parálisis a menudo continúa en la persona en la vida adulta. No es una parálisis física propiamente dicha, sino “funcional”. Uno puede continuar con su propia vida, pero con una gran limitación emocional, energética y física. Bajo ese “apagado” (del niño, y más adelante, del adulto) hay una cantidad enorme de esa energía de supervivencia, queriendo y esperando ser liberada. En terapia, debemos acercarnos a esta carga con cuidado y habilidad, para que la persona pueda descargarla gradualmente. Sin dicha descarga, seguirán teniendo poca energía, los límites serán difíciles de establecer y el auto-sabotaje continuará. La otra consecuencia de esta sensación de amenaza crónica y de falta de cumplimiento de las respuestas de lucha y huida cuando somos niños es la enfermedad crónica: física y/o mental.


Un estudio de investigación pionero llamado Estudio de Experiencias Infantiles Adversas (ACE -Adverse Childhood Experiences) está impactando a las comunidades médicas y psiquiátricas, porque nos dice que la raíz de la mayoría de las enfermedades crónicas (cosas como depresión, ansiedad, trastornos de pánico, fibromialgia, obesidad, osteoartritis, enfermedades autoinmunes, dificultades para dormir, enfermedades cardíacas e incluso algunas formas de cáncer, por nombrar algunos) son el resultado de la adversidad vivida en la infancia.


Cuando el sistema nervioso autónomo de un niño es constantemente atacado, sea como sea, nunca tiene la oportunidad de establecer una base sólida para que su sistema nervioso consiga aprender a conseguir una autorregulación sana. La consecuencia es que los circuitos que se ocupan de la autorregulación se dañan, con consecuencias desastrosas más tarde en la vida.


La Agresión Saludable


Como dije antes, los humanos también somos animales y compartimos las mismas emociones primarias que otros animales salvajes; alegría, sorpresa, miedo, disgusto, tristeza e ira. No podemos sacarlas fuera de nosotros aunque quisiéramos. Necesitamos poder tener acceso a nuestra ira y agresión sana y no tenerle miedo. El verdadero problema no es la ira, sino el miedo a la ira. El temor a nuestro propio poder y rabia nos impedirá avanzar en la vida. La ira es solo una emoción y no es mala. Herir a los demás sí que lo es. La agresión proviene de la palabra latina “aggredi", que significa avanzar, atacar, comprender, aprovechar oportunidades y/o intentar. Si pensamos en el título de este artículo, “La ira como medicina: Cómo sanar los comportamientos de auto-sabotaje”, la ira, entendida como ira y agresión sana son el antídoto del que estoy hablando.


Al avanzar en cualquier asunto en la vida, ya sea por salud, crear un nuevo negocio, ayudar a nuestros seres queridos o arriesgarse a fracasar a través de una nueva búsqueda creativa, necesitamos tener esta energía "aggredi" encendida y al alcance de la mano para que podamos seguir y nunca darnos por vencidos, incluso cuando se pone difícil.


Si no tenemos esta luz y no podemos sentir esa llama brillante es muy fácil admitir la derrota, encontrar maneras de no apostar fuerte, de no decir lo que se piensa, y continuar saboteándonos a nosotros mismos. Comprender nuestra biología, específicamente nuestra fisiología del sistema nervioso y la respuesta al estrés, juega un papel importante en nuestro éxito, pero con demasiada frecuencia nos centramos únicamente en cambiar nuestro comportamiento o maneras de pensar. Entonces, ¿cómo comenzamos a centrarnos en nuestra biología para poder sacar la bestia sana que llevamos dentro? Ojalá fuera algo que tuviera una solución rápida. Pero no lo es. Los pasos para comenzar en este proceso son complejos. Pero funcionan.


Como mencioné anteriormente, "la otra cosa que todos mis clientes tienen en común es la dificultad y, a menudo, la flagrante incapacidad o profunda vergüenza cuando se trata de expresar la emoción de la ira".


En primer lugar, si en tu caso la ira fue a) negada y vista como mala, o b) hubo demasiada rabia y violencia incontrolada y abusiva, entonces debes saber que te llevará cierto tiempo desarrollar la capacidad de sentirte seguro expresando ira. Así que se necesita un enfoque inteligente, lento y seguro para liberar esa energía de vida.


¿Estás listo para esto?


En primer lugar, es importante entender que cambiar estas (ira, parálisis) huellas en el sistema nervioso, y sanar el trauma, no puede caber todo en un artículo. Este artículo es un punto de partida esencial, pero no es suficiente. Es sólo una manera de comenzar a entender por qué uno podría estar auto saboteándose.


Entonces, ¿cómo comenzar?


1 - Debido a que este es un proceso delicado y largo, la educación es la clave.

Esta idea de expresar ira y agresión sana es nueva para los humanos civilizados, lo que significa que debemos entender cómo funciona nuestra fisiología interna y la química del estrés. También es importante entender los detalles de cómo desbloquear las emociones que se han mantenido así durante décadas.


2 - Cultivar un fuerte sentido de conciencia biológica y autoconciencia.

Lo llamamos "Interocepción". Tener una buena conciencia de nuestro paisaje interno cuando lo hemos ignorado durante décadas no es fácil. Lleva tiempo reconstruir nuestra capacidad de sentir y confiar en nuestras entrañas.


3 - Trabajar al nivel de los órganos de estrés es esencial.

Cuando estamos en un ciclo de energía de supervivencia no resuelta, el cerebro está mandando señales de peligro a los órganos de estrés, que responden y a su vez envían señales de peligro al cerebro: este ciclo es realmente difícil de romper. Podemos interrumpirlo aprendiendo a trabajar directamente con los órganos implicados en la química del estrés e interrumpir su señalización frenética.


Por Irene Lyon.

www.irenelyon.com


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