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El trauma infantil como raíz de muchas enfermedades crónicas

Actualizado: 14 abr 2018

Un gran porcentaje de la población hoy en día está luchando con una epidemia llamada el trauma infantil, y su fuerte conexión con enfermedades crónicas físicas y mentales.


Esta es una lista parcial de las enfermedades que los investigadores del Centro para el Control de Enfermedades sospechan que se verán afectadas por el aluvión de miedo y amenaza que sufren niños y bebés a través del abuso, el traumas infantil y la adversidad:

  • Diabetes tipo 2

  • Enfermedad de Crohn

  • Hipertensión

  • Síndrome del intestino irritable

  • Enfermedad cardiovascular

  • Obesidad mórbida

  • Osteoartritis

  • Ansiedad y depresión

  • Fibromialgia

  • Síndrome de fatiga crónica

  • Síndrome de dolor crónico

  • Adicción a las drogas, el alcohol y la nicotina

  • Síndrome de Cushing

  • Anorexia nerviosa

  • Osteoporosis

  • Colitis ulcerosa

  • Susceptibilidad a formas de cáncer (incluyendo mama y melanoma)


El estrés crónico que siente un niño cuando siente que su supervivencia y seguridad esta en peligro es la causa principal, y las enfermedades crónicas, enumeradas anteriormente, son el subproducto, los síntomas.


¿Qué define una adversidad o trauma en la infancia?


Es común que la gente descarte la palabra "trauma" porque no se clasifican a sí mismos como "traumatizados". Tendemos a asociar trauma con soldados del ejército o víctimas de abuso físico o sexual. Y si bien estas son experiencias traumáticas, también existen otras circunstancias que pueden crear síntomas de TEPT que son tan severos como lo que un soldado puede experimentar después de regresar de la guerra:

  • Procedimientos quirúrgicos tempranos y/o ser hospitalizados e inmovilizados para recibir tratamiento.

  • Nacimiento prematuro en el que el bebé está aislado y en una incubadora.

  • Los padres que no están bien y no pueden dar la atención adecuada al bebé y al niño en desarrollo.

  • Falta de seguridad en la vida hogareña (abuso y negligencia de todo tipo, falta de alimentos, refugio, quedarse solo durante largos períodos de tiempo).

  • La supresión crónica de las emociones.

  • Las altas expectativas puestas en un niño de tal manera que se sienten avergonzados de su (falta de) habilidad.

  • Bullying escolar, ser ridiculizado.


Esta lista de ninguna manera es completa, pero brinda un espectro de situaciones que ponen al niño en un estado significativo de estrés elevado que se parece al mismo estrés que alguien sufre cuando vive una experiencia cercana a la muerte.

Cuando no estamos a salvo, o nos encontramos en una situación estresante, o nos sentimos desamparados e incapaces de navegar un entorno terrible, el sistema nervioso autónomo del cuerpo entra en una respuesta protectora natural y automática. Primero se activará la respuesta de lucha y/o huida. Pero si eso no puede suceder con éxito, como es el caso de tantos niños que sufren abuso y negligencia, el sistema irá a la única opción de supervivencia que queda: el apagado o congelación, que insensibiliza el cuerpo. Es la forma en que la naturaleza te protege de sentir un dolor terrible.


No estamos programados para auto-regularnos. Necesitamos aprender cómo. Tenemos que saber que los bebés, a diferencia de un animal mamífero, no vienen al mundo con capacidad innata de calmarse. Deben aprender a hacerlo. El cuidador adulto es el encargado de enseñarle al bebé a calmarse a sí mismo y a regular el estrés que sienten por mundo externo y el ambiente interno de sus sensaciones corporales, que son todas nuevas para ellos.


Cuando un pequeño se queja y se le ignora, o se le deja solo en la cuna para "gritar", comienzan los patrones de mala salud y desregulación del sistema nervioso. Por lo general, esto sucede por ignorancia, ya que el padre simplemente no está informado y no comprende que el pequeño ser no puede calmarse por sí mismo. No sabe que ese no es el momento de "enseñar una importante lección de vida".


Un bebé estresado también puede quedar bloqueado en el modo de lucha/huida porque los padres mismos no tienen su propia capacidad de auto regulación funcionando de manera correcta.


Por lo tanto, cuando un bebé no recibe la enseñanza adecuada de su cuidador sobre cómo reducir y salir de esta respuesta de supervivencia de lucha / huida, la respuesta automática es congelarse. Esta respuesta de apagado ocurre porque a esta edad tan frágil el bebé no puede expresar su frustración con palabras y decirle al padre lo que está pasando; ni puede huir, golpear o patear. Su fisiología "los protege" de sentir toda la angustia terrible, pero esto también inculca un patrón profundo en el sistema nervioso que en momentos de estrés lo mejor que se puede hacer es paralizarse. Esta es la causa del patrón de impotencia que sufren muchas personas en su vida adulta, incapaces de salir de él.


Este tipo de situación generalmente no ocurre una sola vez. Es algo que ocurre crónicamente en la vida de muchos niños, y con el tiempo esta energía de supervivencia de lucha/huida seguida por el apagado significa que el cuerpo continúa bombeando al cuerpo de cortisol, la hormona del estrés.


El cortisol, cuando se secreta excesivamente, causa estragos en las células y órganos del cuerpo. Debilita el sistema inmunitario, promueve la inflamación y es tóxico para el cerebro, solo por nombrar algunos efectos adversos. Este ciclo de estrés elevado, desconexión (congelación) y secreción contínua de cortisol ejerce una presión masiva sobre el ser humano y es lo que se piensa que está en el origen de la preponderancia de enfermedades crónicas que son difíciles de tratar más adelante en la vida adulta.


Simplificando: el leve estrés crónico temprano absorbe la energía de vida de un ser humano. Le deja roto, con poca o ninguna reserva para la curación de heridas, la confianza en sí mismo y la vitalidad.


El tiempo no cura estas heridas y una solución rápida fracasará. Muchas personas que están crónicamente enfermas pueden experimentar algún alivio a través de un cambio de estilo de vida y de comportamiento. Pero la realidad es que muchas de estas personas no terminan de conseguir un alivio completo.


Se puede decir que no han llegado a la raíz del problema: que el trauma tóxico oculto sigue residiendo en el sistema nervioso y no les permite mejorar completamente porque están viviendo en modo “supervivencia”, en modo lucha o huida. Pero estas personas no tienen la culpa, simplemente aún no han comprendido qué se debe hacer para que se produzca una curación más profunda.


Si los cimientos del sistema nervioso en la infancia no se construyeron bien y tienen una capacidad limitada para la intensidad, una persona primero debe trabajar en la construcción de esta capacidad interna. Muy a menudo las personas entran en prácticas avanzadas como mindfulness, meditación, yoga y diversas formas de trabajos energéticos, que consiguen mover grandes cantidades de energía a través del sistema. Pero no crean las bases para aumentar primero su capacidad y así, en esencia, explotan.


Además de esto, las grandes energías de supervivencia se almacenan con mucha sensación y emoción. Pero si una persona no aumentó la capacidad de manejarlas en la infancia, que es más o menos lo habitual cuando ha habido estrés y adversidades crónicas, se quedan almacenadas a la espera de que haya capacidad para liberarlas. El almacenamiento de "emociones y sensaciones" es parte de este problema fundamental: estas energías tóxicas crean un lastre masivo en el sistema nervioso y es así como muchas enfermedades aparecen.


Y el tiempo no cura estas heridas, y el cuerpo las mantiene, incluso hasta la muerte, si no trabajamos activamente para liberarlo todo.


Por Irene Lyon

www.irenelyon.com


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